viernes, 8 de mayo de 2015

La virgen quiso quedarse entre nosotros





Hoy, 8 de mayo, se cumplen 128 años desde que el papa León XIII coronó a Nuestra Señora de Lujan. Hoy queremos invitarlos a volver a poner la mirada en nuestra Virgen de Lujan, patrona de la Argentina, para volver a sentirnos elegidos y mirados de una manera especial por nuestro Padre y María, que eligió nuestra Patria para quedarse entre nosotros.

¡¡¡Gracias María por quedarte entre nosotros!!! ¡Gracias por tu presencia cercana y maternal! ¡Gracias por cuidarnos!

Los invitamos a ponernos hoy en sus manos, y volver a confiar nuestras vidas, y nuestro querido país, en sus manos para que nos cuide y nos conduzca por un buen camino.


Imagen original sin revestir de Nuestra Señora de Lujan:
La pequeña imagen de arcilla cocida (terracota) apenas mide 38 centímetros. Se trata de una representación de la Inmaculada Concepción modelada en Brasil y enviada a la Argentina en mayo de 1630. La Virgen es morena, de rostro ovalado y ojos azules. Tiene las manos en oración junto al pecho.

Les dejamos la historia de cómo María eligió Lujan para quedarse entre nosotros:
Antonio Farías Sáa, un hacendado radicado en Sumampa (Santiago del Estero) quería colocar en su estancia una capilla para la Virgen. Le pidió a un amigo que vivía en Brasil que le enviara una imagen que representara la Inmaculada Concepción de María. El amigo le envió dos, la que le había encargado y otra de la Virgen con el Niño Jesús. Cuando llegaron, fueron colocadas en una carreta y partieron en caravana rumbo a Sumampa.
La imagen era llevada en carreta de Buenos Aires a Santiago del Estero cuando se detuvo inexplicablemente a las orillas del río Luján (67 km de Buenos Aires), cerca de la casa de Don Rosendo Oramas. Se cambiaron los bueyes y se bajó la carga, pero sin resultado. Los bueyes rehusaban cruzar el río. Entonces alguien observó las dos pequeñas cajas con las imágenes de la Virgen. Bajaron la estatua de la Virgen con el Niño sin que nada sucediera, pero cuando removieron la caja con la Inmaculada, inmediatamente los bueyes echaron a andar. Los asombrados testigos repitieron esto una y otra vez, con idénticos resultados. Así comprendieron que Nuestra Señora quería quedarse en Luján. Pronto la noticia se propagó y llegaban numerosos peregrinos. Al principio la imagen fue llevada a la casa de Don Rosendo, quien fabricó la capilla primitiva donde se veneró a Nuestra Señora durante cuarenta años.


Tomás Movsichoff
Coordinador de Catequesis y Pastoral
Colegio San Tarsicio